¿De qué extraña materia está hecho ese territorio del que nos habla Monique Facuseh en La luz endeble, su décimo libro de poemas? Ese almario donde se encuentran las letras, esa “inmensidad” tan propia, como la definiera Gastón Bachelard, esa caja de resonancia en el pecho, “esas formas del silencio” desde las cuales la poeta escribe y que tanto incomodan a quienes apenas escuchan a las mujeres decir.
Desde la introspección y sin temor al dolo...