Freud, ya en 1920, resaltaba la capacidad que tiene el niño cerca de los cuatro años para manejar los símbolos. A esa edad manifiesta una tremenda capacidad para formular verbalmente, y en sus juegos, un sin fin de preguntas que cuestionan el mundo y los valores que rigen la sociedad en que vivimos.En este libro los autores se proponen resaltar esa capacidad de reflexión que trae el niño para potenciarla, permitiéndole construir criterios propios...