¿No es La princesa ligera, tanto el relato de MacDonald como la obra de Palacio y Botero, una fábula sobre el amor que pone los pies en la tierra, una parodia de esa "bella durmiente" que no tiene el cuerpo ni el alma en este mundo? ¿No es La princesa ligera una indagación sobre la terapia? ¿No es cierto que su montaje colorido, pleno de recursos de la magia y el teatro de títeres, es una celebración del juego, pero su texto, que se abre como una...