La princesa Nika ha descubierto que un perro no es un juguete, sino que implica trabajo y a veces puede convertirse en un dolor de cabeza. A escondidas, decide alejar al animal del Castillo del Ladrillo para que no pueda encontrar el camino de regreso. Su plan se vuelve contra ella y, entonces, el perro le dará una auténtica lección de fidelidad.