“En un mundo que el hombre de tanto trivializarlo volvió un sinsentido, la reflexión sobre cómo hallar de nuevo motivo para la existencia es una tarea necesaria. Las filosofías se gastaron, la academia se encerró en sí misma, la técnica se erigió en el siglo XX como motor de una civilización que había perdido su contenido y lo disimulaba en una aceleración fascinada de su propia velocidad. La filosofía misma desde fines del siglo XIX ha pedido ay...