Después de que el pueblo inglés, incluida la madre de Conan Doyle, se revelara contra la muerte de Sherlock Holmes, el detective es «resucitado»: «Le pido mil perdones, querido Watson, pero era fundamental que todos me creyeran muerto». Y por supuesto, todos le perdonamos, porque urge su presencia, sin más, como antídoto del tedio. Es cierto que la sombra de su asesino Doyle también se deja ver en La reaparición de Sherlock Holmes, pero ni los pe...