Cuando fuimos invitados a contribuir en este simposio desde una perspectiva positivista, no sabíamos si considerar esta invitación como un halago o como una afrenta: ¿no representa el positivismo unas visiones pasadas de moda, conservadoras, propias de la Europa continental del siglo XIX, es decir unas ideas ingenuas de hombres blancos ya muertos sobre la posibilidad de la obje¬tividad en el derecho y la moral? No podemos hacer mayor cosa sobre e...