La barrida, la esquina, los amigos, la amistad, el descubrimiento de la sexualidad y el amor, las penurias y carencias propias de un barrio del sur, las frustraciones, las expectativas de un futuro mejor, la farra, los prostíbulos, las pilatunas y lances inherentes a la edad de los personajes, las situaciones dolorosas, absurdas y muchas veces cómicas y ridículas, las peripecias en la ciudad insomne, peligrosa, trasnochadora e indiferente, son algunos de los hilos temáticos de esta obra de un escrito que muy pronto dará de que hablar.Escrito con evidente desenfado vital, la suerte del perdedor es un testamento de época, una especie de acta notarial sobre una generación que se debatió entre el frenesí de la más descarnada rumba y las vicisitudes de futuro no muy pródigo y esperanzador. Un libro donde la escritura no es más que un intento de atrapar la voz humana al vuelo, trazado como una gozosa película, se lee con delito de principio a fin.Escrito con evidente desenfado vital, la suerte del perdedor es un testamento de época, una especie de acta notarial sobre una generación que se debatió entre el frenesí de la más descarnada rumba y las vicisitudes de futuro no muy pródigo y esperanzador. Un libro donde la escritura no es más que un intento de atrapar la voz humana al vuelo, trazado como una gozosa película, se lee con delito de principio a fin.