Hace un siglo una revolución sin precedentes sacudió los cimientos de la ciencia. Comenzó en el intento de un joven de veintitrés años, Werner Heisenberg, por comprender el comportamiento de la materia a escalas pequeñas. Durante los siguientes dos años los fundamentos de la mecánica cuántica quedaron firmemente establecidos. Uno de sus ingredientes más intrigantes fue propuesto por Max Born: las probabilidades son el corazón de la cuántica. El u...