Se termina de leer este libro La Universidad de mi Vida, agotado,emocionado, admirado, lleno de una serie de sensaciones extraordinarias. Porqueese empirismo que relata Jota se convierte en una tesis laureada en la"universidad. de la vida" y en cualquier parte del mundo. Laespeluznante descripción de su hijo Jorge sobre su pasión, muerte yresurrección es de una precisión de relojero, de un apóstol de la vida, dequien lleva la vena periodística absoluta y de quien ama a los suyos con amortotal. Ahí está la nueva vida que El Creador le entregó a Jota para que sigasiendo ese titán siempre exitoso, porque el éxito tiene que llegar, necesariamente,a quien decide vivir para servir y servir para vivir. Ya su tenacidad fuerelatada en el primer volumen en su Vida conquistada. Ahora, "JotaResucitado" se adentra en el reino afortunado de los rotarios, entidad quele levanta el alma y lo reafirma en sus valores de servicio y más servicio. Esprecisamente con esos rotarioscon los que llega, lleno de ilusiones, a suConvención Mundial de Sídney, Australia, donde se encuentra frente a frente conla muerte, pero al mismo tiempo regresa lleno de energías y sabiduría a lavida.Por eso, tras leer a Jota, tenemos que pregonar a los cuatro vientos quedebemos ser mensajeros sin tregua de las numerosas enseñanzas que transmiteeste libro de valores: las historias contadas aquí, como lo destaca el autor, sonel testimonio que, como testamento, deja a sus hijos, a sus nietos y a susamigos que se preguntan cómo un empírico logró sobresalir, romper paradigmas yofrecer su historia para animar a los que creen que no son capaces de triunfar. César Pérez Berrio