Las ediciones de La Voragine se cuentan por legiones: desde las doctas, cargadas de notas al pie, hasta las de filibustera factura, que no pueden faltar en cualquier agáchese. La apropiación popular de la novela también ha sido innegable. Aún hay quienes se la aprenden de memoria y difícil- mente habrá territorio de frontera donde no exista una pensión o una casa de empeño llamada «La Voragine». Para ser centenaria, no merma su necesidad. Pero el...