El enfermo es tratado como si tuviese un «resfriado», una erupción cutánea, un eccema atípico, desviación del tabique nasal o, simplemente, pólipos nasales; y en colaboración con una legión de especialistas armados de un arsenal de medicamentos de dudosa eficacia, pero cargados de efectos secundarios importantes, el enfermo sufre estoicamente el paso del tiempo hasta el diagnósti...