La vergüenza es un sufrimiento tan fuerte que es natural que se hable poco de ella. La humillación lleva a callar las violencias sufridas, a replegarse sobre sí mismo, a cultivar un sentimiento de ilegitimidad, a sentirse como menos que nada. El malestar que se experimenta ante la vergüenza ajena conduce, la mayoría de las veces, a tomar distancia, a negarse a comprender aquello que molesta. Escuchar a aquéllos que tienen vergüenza se hace difíci...