Vivimos en una sociedad adictiva. Las personas que la formamos hemos ido perdiendo nuestra libertad interior y hemos buscado, aun sin darnos cuenta, caminos para escapar del dolor que nos produce el no haber solucionado satisfactoriamente nuestro anhelo de enta¬blar relaciones sanas e íntimas con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Cuando hablamos de adicciones pensamos en cigarro, alcohol, droga y otros, y clasificamos a las perso¬nas que...