El autor da a conocer y analiza un episodio francamente desconocido, pero que dejó las mejores enseñanzas para la toma de decisiones en los foros multilaterales a los que asista Colombia, como lo fue la participación del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante 1989 y 1990. Como bien lo sintetiza su título, la actitud de liderazgo y la autonomía que caracterizaron la labor de Colombia, y que en su momento le valió las más desorientadas críticas a la Cancillería colombiana y a su Misión en Nueva York, fue precisamente la que permitió que esos dos años en el Consejo de Seguridad fueran inmensamente enriquecedores para el país y le rescataran parte importante de su perfil internacional. No dejará de sorprender a los lectores el conocer la participación de Colombia en postemas debatidos por el Consejo de Seguridad que tuvo que tomar decisiones trascendentales en asuntos como la Guerra del Golfo Pérsico, la invasión a Panamá, los territorios árabes ocupados, el proceso de paz en Centroamérica, la independencia de Namibia, y el narcotráfico, para mencionar algunos de los que se estudian en esta obra. Este es el aporte más valioso del libro, ya que se hace evidente en él la importancia que el país debe darle al sostenimiento de sus criterios ante la comunidad de naciones.