"LLego la plaga a destruir el paraíso"En las afueras de Medellín, a mitad de camino entre los pueblos de Envigado y Sabaneta y entre naranjos y limoneros, en la falda de una montaña se alzaba la finca de la infancia, Santa Anita, mirando hacia la carretera. Desde su corredor delantero los abuelos los veían venir. « ¡Llegaron!», decían aterrados cuando en la primera curva aparecía el Fordcito atestado de niños, como si fueran la plaga de la langos...