Llévame como un verso teje la experiencia de quien invoca y convoca con los exorcismos y consuelos de la poesía, a la cual llama y cita, no en apoyo sino como quien invita a un viejo compañero y le hace reclamos, precisiones. O a partir de lo que se cuestiona, agrega y rectifica, porque ahora es hora de decir. El momento que pondrá a prueba tantas palabras, las palabras que mostrarán su decaimiento o su virtud para poblar el vacío.