Todo proceso de conocimiento de sí no puede prescindir del encaramiento de nuestro lado oscuro. De hecho, y para ser más exactos, consiste principalmente en dicho encaramiento. Nos resulta mucho más llevadero, inicial y engañosamente, “extroyectar” todo ese material enojoso y sospechoso fuera de nosotros, sentirnos ajenos a este, expulsarlo, soslayarlo, reprimirlo. Las religiones se han enfrentado de modo muy diverso en diferentes momentos y bajo...