Dios ha muerto, el Rey ha muerto, el pueblo ha muerto, el proletariado ha muerto...Nosotros los matamos a todos, nos liberamos de la servidumbre voluntaria que nos habíamos impuesto con esas divinidades codiciosas; pero ahora hemos quedado solos, vivimos irremediablemente solos con nosotros mismos. Ya nadie nos salvará, nadie nos protegerá de nuestra locura constitutiva cuya raíz se interna en las vertiginosas formas de lo unario, sin embargo, so...