Hay que dialogar porque dialogando se entiende la gente, esta es la premisa que estimula el rito del lenguaje. En el diálogo, en esa compulsión expresiva del habla, también hay cabida para el silencio, los gestos, la alteridad y otras condiciones fundamentales que transforman la comunicación. En este libro, el autor dialoga, con el texto y con el lector, descubriendo el paisaje simbólico donde se desdoblan las palabras. En este libro, el autor d...