El amor, el deseo, como sabemos, son festines de espectros. El otro es espejo. A las mujeres, a los sujetos femeninos nos enseñan muchas veces a existir en la mirada ajena, a ser la cosa especular que carece de sentido a menos que la mirada viril otorgue trascendencia. Pero cuando una mujer mira intensamente, el otro es encuentro consigo. El otro nos ofrece una mirada a nosotras mismas. Este libro, esta excavación por los hombres que han sido el ...