Cumplo el honroso encargo de escribir el prólogo de la obra del profesor y jurista colombiano Gustavo Lorenzo intitulada Instrumentos de promoción, y lo hago con gran gusto por cinco razones fundamentales: (i) Gustavo Lorenzo conoce profundamente las temáticas que aborda, tanto desde el punto de vista académico y científico, según lo ha puesto de manifiesto así en su constante labor como profesor y conferencista nacional e internacional, como por su reconocida experiencia en el ejercicio de la profesión; (ii) la cuestión de los instrumentos de promoción para el comercio internacional, y, naturalmente, para las exportaciones, ha sido, especialmente en las últimas seis décadas, según lo puntualiza el autor, de importancia crucial para la economía colombiana y para el cumplimiento de las metas de empleo y desarrollo empresarial e industrial; (iii) la pertinencia de la materia es hoy de primer orden, tanto para el Estado como para el sector privado, porque, como es de general conocimiento, vivimos en un contexto global y dinámico en el que todos los indicadores sobre crecimiento económico, competitividad, productividad, desarrollo social y empresarial trascienden los ámbitos nacionales, subregionales y subcontinentales para cobijar al mundo en general, todo lo cual nos compromete, a los juristas en particular, con una visión del Derecho igualmente global, con plena apertura de mente y disposición a la innovación y el emprendimiento constantes, amparados en las otrora inimaginables facilidades que nos ofrece el acceso expedito e incluyente a la información; (iv) se echaba de menos, en la doctrina, un texto con las características del que aquí describo, con un análisis comprensivo de los tres instrumentos de promoción al comercio internacional de mayor relevancia para el país; y v) los comentarios incluidos en el texto versan, en especial en lo atinente a las zonas francas, sobre normas muy recientemente expedidas, con lo cual su oportunidad, utilidad y pertinencia no admiten reparos.