El autor sabe que, en la mayoría de las escuelas primarias, a las materias de física, biología, química y astronomía no se les asigna el suficiente espacio, a pesar de que en esa etapa de la infancia el desarrollo de los cinco sentidos representa una maravillosa posibilidad para entender el mundo de las ciencias naturales. Afirma que aprender a leer, contar y escribir no debe ser un campo de acciones limitadas, sino la puerta para experimentar, descubrir y despertar un asombro constantemente renovado.La observación de la enseñanza de las ciencias en Francia y, sobre todo, en los Estados Unidos, mediante un programa cuyo nombre podría traducirse al español como Manos a la obra, lleva al autor al análisis de las posibilidades implícitas en él y a destacar la calidad y entusiasmo con que los alumnos evolucionan en la escritura y en la comunicación.Las contribuciones del autor están dirigidas en esta ocasión a animar a los padres y maestros para que, con herramientas sencillas y de bajo costo, puedan emprender, de la mano de sus hijos y alumnos, el camino de las ciencias.La observación de la enseñanza de las ciencias en Francia y, sobre todo, en los Estados Unidos, mediante un programa cuyo nombre podría traducirse al español como Manos a la obra, lleva al autor al análisis de las posibilidades implícitas en él y a destacar la calidad y entusiasmo con que los alumnos evolucionan en la escritura y en la comunicación.Las contribuciones del autor están dirigidas en esta ocasión a animar a los padres y maestros para que, con herramientas sencillas y de bajo costo, puedan emprender, de la mano de sus hijos y alumnos, el camino de las ciencias.Las contribuciones del autor están dirigidas en esta ocasión a animar a los padres y maestros para que, con herramientas sencillas y de bajo costo, puedan emprender, de la mano de sus hijos y alumnos, el camino de las ciencias.