Una de las carencias más acusadas en quienes escriben actualmente estriba sin ningún género de dudas en el pobre o erróneo uso de los signos de puntuación. Y no es, desde luego, una carencia menor. Los signos de puntuación modulan el mensaje, enfatizan o atenúan ideas y contenidos y determinan la musicalidad de la prosa. En suma, una utilización incorrecta o inapropiada de los mismos puede hacer que un texto brillante se convierta en un amasijo c...