George Steiner dijo alguna vez a propósito de lo que significaba para él leer a Marshall McLuhan: "No es cosa fácil de hacer. Los escritos de Marshall McLuhan están tan llenos de novedad, fuerza de sugestión, vulgaridad intelectual y descuido que uno se siente tentado enseguida a dejarlos a un lado" (Steiner, 1988, p. 287). Es posible que Steiner tuviera razón. Leer a McLuhan es complejo y, muchas veces, desalentador. En efecto, sus textos están llenos de reiteraciones, de referencias no explicadas y acude a la tradición literaria y filosófica como mejor le conviene. Un scholar ortodoxo diría que McLuhan es un pensador poco riguroso, que no respeta las fuentes originales y deforma la intención de los autores con los que trabaja. Pero, justamente esto es lo más valioso de su trabajo: la filosofía, la literatura o todo lo que sea que leamos, debe servir para pensar. Esto lo sabía McLuhan. Hoy estamos a treinta años de la muerte de McLuhan, hemos visto la re-configuración del mundo que habitamos y el modo en el que la técnica se ha complejizado a un punto tal que ha re-dispuesto nuestra forma de comprendernos y de comprender el entorno propio. Actualmente, la opacidad de sus escritos cobra una luz inusitada. Esto, no porque McLuhan haya sido proclamado el "santo patrono" de la "nueva" realidad cibernética por la revista Wired, ni porque sus textos puedan ser usados al modo de un manifiesto tecnofílico; el revival del pensamiento de McLuhan, de la mano de pensadores como lean Baudrillard o Paul Virilio y más explícita y recientemente Derrick de Kerckhove o Chris Horrocks, no puede ser pensado como una casualidad, ni mucho menos como un capricho intelectual; por el contrario, obedece a las necesidades propias de una época que requiere de nuevos anclajes categoriales para poder ser comprendida. La numinosidad de su obra tiene que ver con que, posiblemente, ha sido de los pocos pensadores del siglo XX que fue capaz de pensar en toda su densidad el fenómeno de lo técnico que, paulatinamente, ha empezado a tener cierta relevancia dentro del sistema filosófico contemporáneo.Hoy estamos a treinta años de la muerte de McLuhan, hemos visto la re-configuración del mundo que habitamos y el modo en el que la técnica se ha complejizado a un punto tal que ha re-dispuesto nuestra forma de comprendernos y de comprender el entorno propio. Actualmente, la opacidad de sus escritos cobra una luz inusitada. Esto, no porque McLuhan haya sido proclamado el "santo patrono" de la "nueva" realidad cibernética por la revista Wired, ni porque sus textos puedan ser usados al modo de un manifiesto tecnofílico; el revival del pensamiento de McLuhan, de la mano de pensadores como lean Baudrillard o Paul Virilio y más explícita y recientemente Derrick de Kerckhove o Chris Horrocks, no puede ser pensado como una casualidad, ni mucho menos como un capricho intelectual; por el contrario, obedece a las necesidades propias de una época que requiere de nuevos anclajes categoriales para poder ser comprendida. La numinosidad de su obra tiene que ver con que, posiblemente, ha sido de los pocos pensadores del siglo XX que fue capaz de pensar en toda su densidad el fenómeno de lo técnico que, paulatinamente, ha empezado a tener cierta relevancia dentro del sistema filosófico contemporáneo.Actualmente, la opacidad de sus escritos cobra una luz inusitada. Esto, no porque McLuhan haya sido proclamado el "santo patrono" de la "nueva" realidad cibernética por la revista Wired, ni porque sus textos puedan ser usados al modo de un manifiesto tecnofílico; el revival del pensamiento de McLuhan, de la mano de pensadores como lean Baudrillard o Paul Virilio y más explícita y recientemente Derrick de Kerckhove o Chris Horrocks, no puede ser pensado como una casualidad, ni mucho menos como un capricho intelectual; por el contrario, obedece a las necesidades propias de una época que requiere de nuevos anclajes categoriales para poder ser comprendida. La numinosidad de su obra tiene que ver con que, posiblemente, ha sido de los pocos pensadores del siglo XX que fue capaz de pensar en toda su densidad el fenómeno de lo técnico que, paulatinamente, ha empezado a tener cierta relevancia dentro del sistema filosófico contemporáneo.