Vientos de confusión levantan las arenas del tiempo, ocultando a la razón los motivos en los que se establecen las diferencias entre hombres y mujeres. Sin embargo, el aire no se ha generado por sí solo, son las voces del miedo, de la envidia y de la violencia las que lo han alimentado en el transcurso de la historia. El hombre no quiere reflexionar sobre sí mismo, sobre su papel social, sobre su comportamiento genérico; que se estudie a la mujer...