Se dice acerca de Rabí Baruj de Mezhibuzh, el nieto del Baal Shem Tov, que una vez, sus hijos estaban jugando al escondite con sus amigos, cuando uno de ellos vino corriendo hacia él con lágrimas en los ojos. Al preguntarle por qué lloraba, el hijo contestó que en medio del juego, mientras se escondía, sus amigos se aburrieron y lo dejaron solo. Él esperó y esperó hasta que se dio cuenta de que nadie lo buscaba. E irrumpió en llanto nuevamente. ...