Las sociedades con profundos desajustes estructurales, expuestas a contradicciones y conflictos imposibles de sublimar a través de los mecanismos simbólicos que impone la propia existencia social y, por lo mismo, sobrellevadas a consumirse en todas las formas de violencia física, soportan de manera paradójica la relación entre memoria y conflicto. Por un lado, debido a su propia condición de entidades sociales, sujetas a esos mecanismos simbólico...