La vida importa poco. La única parte que merece la pena es aquella que satisface los instintos. Al menos para el protagonista de esta novela. La violencia es una herramienta. La sangre, una consecuencia. El sexo es una de las pocas salidas. El alcohol y las drogas, los vehículos en los que poder alcanzarlas. No hay reglas ni sentimientos. Tan sólo un puñado de recuerdos que se empeñan una y otra vez en salir a flote para recordarnos que en el pas...