“¿Cómo hizo para dormir con ese monstruo?”, me preguntó una de las víctimas de mi marido, Pablo Escobar. “¿Era cómplice o víctima? ¿Por qué no hizo nada? ¿Por qué no lo dejó? ¿Por qué no lo denunció?”. Esas preguntas, probablemente, son las mismas que miles de personas se hacen sobre mí. La respuesta es porque lo amaba; y aunque a muchos les parezca insuficiente, la verdad es que esa fue la razón por la que estuve a su lado hasta el último día de...