Los milagros de Jesucristo son, ante todo, signos, señales que muestran su divinidad, que con rman la verdad de sus enseñanzas, que ayudan a creer en Él. Esa era la intención de Jesús al ejecutar esos portentos: revelar a Dios, mostrar que había llegado el Reino, que no era una promesa política, sino un regalo del Padre.Esta obra no pretende ser un estudio pormenorizado ni una exégesis abstrusa, sino más bien una meditación que a?ne el rigor cien...