La ética profesional es un saber práctico y, por consiguiente, exige del profesional, ante todo, un criterio bien formado. Dicho criterio no consiste en la disponibilidad para seguir unas normas prescritas, ni la fuerza de la costumbre, sino en una forma de inteligencia práctica que le permite integrar adecuadamente, en cada situación y ante cada decisión, una perspectiva axiológica, consistente con las exigencias profesionales, técnico-científic...