Con su permiso voy a introducir un argumento: Cuando la señora Chismes, vecina del segundo derecha, llamó a mi puerta, yo pensé que lo que venía buscando era mi amor. O un poco de sal... Pero por lo visto el asunto no iba por ahí. En lugar del deseo ardiente de verme en ropa interior, lo que aquella mujer traía en la cabeza eran dos cosas bien distintas: demasiada colonia barata, y la intención de implicarme en el mayor robo del siglo. Lo que est...