Desde 1991 el autor no escribía ningún poema para adultos. No sabía por qué, pero tampoco importa demasiado. Lo cierto es que, un poco porque echaba de menos escribir versos, y un poco porque se le iban ocurriendo cosas, empezó a escribir estos poemas. Su única intención es que pasen un buen rato, se diviertan y, ojalá, encuentren aquí algún renglón que se les quede enganchado en la memoria y luego lo suelten por ahí como cosa de ustedes. Confiesa que la frase del título no es suya, sino de uno de los pocos filósofos norteamericanos que merecen la pena: Bart Simpson. También que el poemita sobre el muñeco de nieve es la traducción libre de una frase que una niña canadiense mandó a una revista. Y, por último, que si este librito los lleva a otros libros de poemas, habrán conseguido que él se sienta dichoso.