Cuando alguien se siente repetido, a imagen y semejanza, no queda otro camino que ser infiel, para negarse y poder ser, para ser múltiples en el pensamiento que es lo que perdura al final de los tiempos. Y cuando lo continuo se convierte en movimiento disgresivo se cae en el vacío, en el cual no se sabe vivir porque se han perdido los objetos. Es el temor a la caída, a la nada y a la fuga ante lo eterno.