Dorothy Parker escribió una vez que lo suyo era tomarse un martini, dos como mucho. Después del tercero, ya estaba debajo de la mesa, y al cuarto..., debajo de su anfitrión. Con esas premisas, y haciendo gala de un humor que arañaba los buenos hábitos de la burguesía de entonces, cabe entender que la propia Dorothy se convirtiese en personaje, y que su obra se leyera a menudo como la frívola guarnición de una vida dedicada al chiste ingenioso. Lo...