La pretensión de enseñar a investigar en general, mediante la transmisión de una supuesta metodología de la investigación científica es problemática, porque además del manejo de las técnicas específicas, parece que la capacidad de investigar es producto que se forja a través del estudio sistemático, la dedicación, el talento, la inspiración creadora y no siempre mediante el respeto de preceptos metodológicos. Es poco probable llegar a hacer algo relevante en materia de investigación si no se tienen ciertas virtudes del "investigador nato"; no obstante, se necesita además que ese potencial se desarrolle a fuerza de práctica, de estudio y aprendizaje de la naturaleza de su quehacer, y de análisis reflexivo sobre su propia experiencia. La metodología no puede aprenderse ni comprenderse propiamente, fuera de la práctica misma del trabajo investigativo, pues éste reúne Y sintetiza siempre teoría y práctica; no hay recetas mágicas ni preceptivas capaces de dar, por si mismas, lo que solo la experiencia está en condiciones de otorgar. Se pretende apenas ofrecer en el presente texto algunas ideas y disquisiciones - sustantivas, eso sí - que puedan estimular y clarificar el trabajo de quienes intenten comprender mejor el mundo que los rodea, y especialmente las manifestaciones de los fenómenos que acaecen en el entorno de la realidad natural.