La Biblia es una colección de libros que la Iglesia considera escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo y que contienen la palabra de Dios, una palabra que Dios dirigió y continúa dirigiendo a todos los hombres y mujeres de la Tierra. La Biblia completa contiene 73 libros; es, por lo tanto, una pequeña biblioteca. Su nombre procede del plural griego la biblia (los libros), término que en latín se transformó en singular, la Biblia, el libro. La Biblia, en efecto, no es un libro cualquiera; es «el libro» por excelencia, el primero entre todos, único. A diferencia de los demás libros, la Biblia tiene un doble origen, humano y divino. La Biblia es un libro humano, hecho por hombres, en el lenguaje de los hombres. Es, además y sobre todo, un libro divino, hecho por Dios para transmitir a los seres humanos un mensaje de salvación. Al ser un libro humano, que reclama el primer puesto en la historia de la cultura, debe ser abordado por los caminos normales del saber humano. La lectura de este libro singular, que comenzó a escribirse hace unos tres mil años, a lo largo de un milenio, y que pretende ser desde el principio normativa de convivencia humana, requiere un esfuerzo intelectual y una atención profunda. Decenas de autores escribieron estos libros. Unos son conocidos, otros permanecen en el anonimato. Unos libros se deben a un solo autor, otros fueron escritos en colaboración, otros son el resultado de textos 'antiguos agrupados y recopilados posteriormente. La diversidad de autores, cada cual con su estilo propio; el marco religioso, político y social en que estos escritos nacieron y se abrieron camino; los problemas y la personalidad de los' destinatarios, pertenecientes a distintas épocas y culturas, han dejado en la Biblia la impronta pluriforme de una incomparable riqueza literaria manifestada en los distintos géneros literarios de la antigüedad. Pero la Biblia es, sobre todo, un libro divino, escrito por Dios, no para enseñarnos las leyes matemáticas y físicas por las que se gobierna el mundo, ni siquiera para enseñarnos las ciencias históricas en su más amplio y riguroso sentido, sino para manifestarnos la voluntad de Dios, para enseñarnos el camino de nuestra salvación. Por eso, la Biblia es el libro válido para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios.La Biblia completa contiene 73 libros; es, por lo tanto, una pequeña biblioteca. Su nombre procede del plural griego la biblia (los libros), término que en latín se transformó en singular, la Biblia, el libro. La Biblia, en efecto, no es un libro cualquiera; es «el libro» por excelencia, el primero entre todos, único. A diferencia de los demás libros, la Biblia tiene un doble origen, humano y divino. La Biblia es un libro humano, hecho por hombres, en el lenguaje de los hombres. Es, además y sobre todo, un libro divino, hecho por Dios para transmitir a los seres humanos un mensaje de salvación. Al ser un libro humano, que reclama el primer puesto en la historia de la cultura, debe ser abordado por los caminos normales del saber humano. La lectura de este libro singular, que comenzó a escribirse hace unos tres mil años, a lo largo de un milenio, y que pretende ser desde el principio normativa de convivencia humana, requiere un esfuerzo intelectual y una atención profunda. Decenas de autores escribieron estos libros. Unos son conocidos, otros permanecen en el anonimato. Unos libros se deben a un solo autor, otros fueron escritos en colaboración, otros son el resultado de textos 'antiguos agrupados y recopilados posteriormente. La diversidad de autores, cada cual con su estilo propio; el marco religioso, político y social en que estos escritos nacieron y se abrieron camino; los problemas y la personalidad de los' destinatarios, pertenecientes a distintas épocas y culturas, han dejado en la Biblia la impronta pluriforme de una incomparable riqueza literaria manifestada en los distintos géneros literarios de la antigüedad. Pero la Biblia es, sobre todo, un libro divino, escrito por Dios, no para enseñarnos las leyes matemáticas y físicas por las que se gobierna el mundo, ni siquiera para enseñarnos las ciencias históricas en su más amplio y riguroso sentido, sino para manifestarnos la voluntad de Dios, para enseñarnos el camino de nuestra salvación. Por eso, la Biblia es el libro válido para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios.La Biblia, en efecto, no es un libro cualquiera; es «el libro» por excelencia, el primero entre todos, único. A diferencia de los demás libros, la Biblia tiene un doble origen, humano y divino. La Biblia es un libro humano, hecho por hombres, en el lenguaje de los hombres. Es, además y sobre todo, un libro divino, hecho por Dios para transmitir a los seres humanos un mensaje de salvación. Al ser un libro humano, que reclama el primer puesto en la historia de la cultura, debe ser abordado por los caminos normales del saber humano. La lectura de este libro singular, que comenzó a escribirse hace unos tres mil años, a lo largo de un milenio, y que pretende ser desde el principio normativa de convivencia humana, requiere un esfuerzo intelectual y una atención profunda. Decenas de autores escribieron estos libros. Unos son conocidos, otros permanecen en el anonimato. Unos libros se deben a un solo autor, otros fueron escritos en colaboración, otros son el resultado de textos 'antiguos agrupados y recopilados posteriormente. La diversidad de autores, cada cual con su estilo propio; el marco religioso, político y social en que estos escritos nacieron y se abrieron camino; los problemas y la personalidad de los' destinatarios, pertenecientes a distintas épocas y culturas, han dejado en la Biblia la impronta pluriforme de una incomparable riqueza literaria manifestada en los distintos géneros literarios de la antigüedad. Pero la Biblia es, sobre todo, un libro divino, escrito por Dios, no para enseñarnos las leyes matemáticas y físicas por las que se gobierna el mundo, ni siquiera para enseñarnos las ciencias históricas en su más amplio y riguroso sentido, sino para manifestarnos la voluntad de Dios, para enseñarnos el camino de nuestra salvación. Por eso, la Biblia es el libro válido para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios.Al ser un libro humano, que reclama el primer puesto en la historia de la cultura, debe ser abordado por los caminos normales del saber humano. La lectura de este libro singular, que comenzó a escribirse hace unos tres mil años, a lo largo de un milenio, y que pretende ser desde el principio normativa de convivencia humana, requiere un esfuerzo intelectual y una atención profunda. Decenas de autores escribieron estos libros. Unos son conocidos, otros permanecen en el anonimato. Unos libros se deben a un solo autor, otros fueron escritos en colaboración, otros son el resultado de textos 'antiguos agrupados y recopilados posteriormente. La diversidad de autores, cada cual con su estilo propio; el marco religioso, político y social en que estos escritos nacieron y se abrieron camino; los problemas y la personalidad de los' destinatarios, pertenecientes a distintas épocas y culturas, han dejado en la Biblia la impronta pluriforme de una incomparable riqueza literaria manifestada en los distintos géneros literarios de la antigüedad. Pero la Biblia es, sobre todo, un libro divino, escrito por Dios, no para enseñarnos las leyes matemáticas y físicas por las que se gobierna el mundo, ni siquiera para enseñarnos las ciencias históricas en su más amplio y riguroso sentido, sino para manifestarnos la voluntad de Dios, para enseñarnos el camino de nuestra salvación. Por eso, la Biblia es el libro válido para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios.Decenas de autores escribieron estos libros. Unos son conocidos, otros permanecen en el anonimato. Unos libros se deben a un solo autor, otros fueron escritos en colaboración, otros son el resultado de textos 'antiguos agrupados y recopilados posteriormente. La diversidad de autores, cada cual con su estilo propio; el marco religioso, político y social en que estos escritos nacieron y se abrieron camino; los problemas y la personalidad de los' destinatarios, pertenecientes a distintas épocas y culturas, han dejado en la Biblia la impronta pluriforme de una incomparable riqueza literaria manifestada en los distintos géneros literarios de la antigüedad. Pero la Biblia es, sobre todo, un libro divino, escrito por Dios, no para enseñarnos las leyes matemáticas y físicas por las que se gobierna el mundo, ni siquiera para enseñarnos las ciencias históricas en su más amplio y riguroso sentido, sino para manifestarnos la voluntad de Dios, para enseñarnos el camino de nuestra salvación. Por eso, la Biblia es el libro válido para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios.Pero la Biblia es, sobre todo, un libro divino, escrito por Dios, no para enseñarnos las leyes matemáticas y físicas por las que se gobierna el mundo, ni siquiera para enseñarnos las ciencias históricas en su más amplio y riguroso sentido, sino para manifestarnos la voluntad de Dios, para enseñarnos el camino de nuestra salvación. Por eso, la Biblia es el libro válido para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios.