El momento en el que en verdad declaramos al diablo nuestro enemigo, es cuando hacemos la primera comunión.Es ahí en esa primera confesión ante el presbítero, quien por demás, se ríe de nuestros inocentes pecados, cuando el demonio toma corporeidad de mil maneras. De igual forma encontramos, en la imaginaria religiosa, la presencia de vírgenes que a su paso por la tierra se han dedicado a impartir protección. Éstas han sido presencias permanentes...