Antonia Palacios (1904-2001) comentó, en una oportunidad, que ella tuvo una vocación literaria temprana, alentada por su madre, no obstante, no fue sino hasta el 1949, a los 45 años, cuando publica su primer texto literario Ana Isabel una niña decente. Esta novela obtuvo un éxito inmediato y se ha conservado como uno de los textos representativos de la literatura venezolana del siglo XX, como lo demuestran sus constantes reediciones. La escritora gozó, desde entonces, de un gran prestigio que aumentaba a medida que continúo publicando textos, todos narrativos, hasta su consagración al recibir el premio nacional de literatura en 1976. A partir de esta década, comienza su producción poética, que consta de siete libros de poesía, por lo que resulta de mayor abundancia que su producción narrativa. Además, palacios fundó y dirigió el taller de poesía calicanto, que se convirtió en una referencia importante para el campo cultural de los años 80. Sin embargo, pese a todo el reconocimiento del que goza la escritora, sus textos poéticos han sido poco revisados por la critica academia; y aunque cuentan con un gran número de reseñas, la casi totalidad de ellas presentan una lectura de corte biográfico, que lee sus textos, especialmente los poéticos, desde la fuerte imagen proyectaba por la escritora de una dama aficionada a la escritura.