Ocurri243 en los albores de los tiempos La omnipresencia le asign243 a cada Dios velar por un pedazo de la tierra A la diosa del sol Amaterasu le otorg243 proteger las islas del sol naciente Con el devenir de los siglos Jap243n se enzarz243 en sangrientas guerras territoriales que no ten237an fin Amaterasu incapaz de meter en cintura a los se241ores de la guerra envi243 a su nieto Minigi no Mikoto a pacificar su territorio Para esa ardua misi243n...