Si bien los personajes de Quédate en la ventana no pueden adscribirse a ninguna realidad histórica y geográfica con nombre propio —aunque sí a una época, la de hoy—, ningún lector podría negar su vínculo profundo con algunos de los dramas más constantes de la condición humana de todos los tiempos y latitudes, ni que a los más comúnmente tratados de la soledad, el desamor o la incomunicación, el libro agrega con especial fuerza el desencanto del m...