Con excepciones notables, el uso de la primera persona del plural es prácticamente inexistente en filosofía. Traspasar el umbral del yo para asumir el nosotros genera sospechas éticas y está expuesto a diversas precauciones lógicas y argumentos escépticos, además de la objeción fundamental según la cual no hay un sujeto de enunciación colectiva, y menos un nosotros que pueda ser sujeto de conocimiento. Frente a esta condición del discurso filosóf...