Llegué a Bogotá el día en que esta historia terminó. Venía de España y encontré a Lucas en los preparativos del entierro de su papá. Entonces apenas nos conocíamos, y cuando todos entraron yo me quedé atrás, a las puertas de la Capilla en la Universidad Nacional, en medio de una multitud de caras tristes de personas que yo jamás había visto. Con el tiempo algunas se hicieron familiares, otras han sido amigos entrañables y otras murieron. La histo...