EN LUGAR DE UN PRÓLOGO Dos seducciones, de signo opuesto, suelen disputarse al hombre egregio: el conocimiento racional y el sentimiento místico. La rivalidad entre ambas se plantea, a menudo, en términos tan drásticos que el triunfo de la una significa el aniquilamiento de la otra. El científico y el místico (como tipos ideales) son mutuamente irreductibles: David Hume y San Francisco de Asís no habrían sabido acompañarse, empeñado el santo en a...