En abril de 1915, herido en una pierna por «un hábil tirador bávaro», Jean Renoir es hospitalizado en París. El joven convaleciente se reúne con su padre, reumático y ya inválido, al que apenas le quedan cuatro años de vida, y se entretienen el uno al otro: «A cambio de sus historias de guerra, Renoir le contaba recuerdos de juventud». Mucho tiempo después, en 1962, el hijo publicaría sus memorias de estas charlas íntimas: «Con frecuencia se ha r...