Somos un pueblo que usa los labios como dedo índice, para señalar donde están las cosas. Nos inventamos una guerra y muchas paces, somos apasionados en el amor y en el odio. Somos personas solidarias, alegres, divertidas y simpáticas. Somos creativos, a tal punto que nos inventamos mitos y vivimos en ellos. Pero eso no niega la exclusión que llevamos en las venas y que debemos admitir para poder enfrentarla. Si, tal y como suena: admitir eso nega...