« Una inmensa silueta cobró forma dentro de la mancha azulada que se había creado en el centro del lago. Era gigantesca. Se extendía y cambiaba rápidamente de aspecto con gráciles y suaves espasmos que agitaban el agua. Asustado, Tamín dio tal respingo hacia atrás que tropezó con varias piedras que se le cruzaron entre los pies, perdió el equilibrio y fue a caer de espaldas entre dos estalactitas tan gruesas como las columnas del templo de Karnak...