Aparecen, saludan apenas y salen de la escena inmediatamente, uno tras otro, todos los integrantes de la Sagrada Familia. Las tías asépticas que no tocan el dinero con las manos, el sobrino que nos dio el alegrón de ordenarse sacerdote y el disgustazo de adherir a la teología de la liberación; el primo dueño de tres automóviles último modelo pero paralizados en el garaje porque no hay para la gasolina; hermanos que ostentan su alcoholismo y herma...