Pero al caer el día, la lobreguez se fue apoderando del espíritu del coronel, se puso triste, nostálgico. Empezó a hablar de sus amores malogrados. Extrañamente el recuerdo que más dolor le producía, era el que consideraba su primero y único amor. Él tendría once años de edad, Marta Lorena el amor de su vida, la de los ojos azules color llama de alcohol, apenas nueve. Los unió la escenificación en vivo de la natividad. Su recuerdo nunca abandonar...